martes, 23 de diciembre de 2008
jueves, 18 de diciembre de 2008
jueves, 11 de diciembre de 2008
"El mágico mundo de Flautiviris" quedará interrumpido durante tres días ya que la que suscribe se desplazará de su habitual residencia y no regresará de nuevo a su madriguera hasta el domingo. Volveré con la continuación, no os preocupéis, que continuaré. Besos de mariposa y abrazos de oso para tod@s.
miércoles, 10 de diciembre de 2008
EL MAGICO MUNDO DE FLAUTIVIRIS
Cristóforus Pianis era un joven apuesto, alto, fornido; con un cabello oscuro y fino cuyo tacto recordaba al de la seda. Su figura era imponente. Pero, si algo era destacable en Cristóforus Pianis, eran sus ojos verde esperanza. Verde hierba en primavera. Verde mar de Flutopía. Verde mar por sus verdes valles. Verdes valles por la compasiva lluvia. Lluvia que ha comenzado a caer al mismo tiempo que sonaba un LA : el del piano.
Flautiviris despertó del encanto de la mirada de aquél joven que sólo pensaba en música. ¡Qué equivocados estaban ambos sobre sus mutuos pensamientos!
Ella, sólo vivía para él y, sin embargo, cuando estaba a su lado, se convertía en la obediente hija del Gran Violín I y no mostraba signos del menor interés hacia él.
Él adoraba a Flautiviris. Aquella hermosa princesa iluminaba la sala de ensayo sólo con su sonrisa. Pero... ¡Es la hija del Gran Violín I!!
Yolanda Alba Rodríguez.
Cristóforus Pianis era un joven apuesto, alto, fornido; con un cabello oscuro y fino cuyo tacto recordaba al de la seda. Su figura era imponente. Pero, si algo era destacable en Cristóforus Pianis, eran sus ojos verde esperanza. Verde hierba en primavera. Verde mar de Flutopía. Verde mar por sus verdes valles. Verdes valles por la compasiva lluvia. Lluvia que ha comenzado a caer al mismo tiempo que sonaba un LA : el del piano.
Flautiviris despertó del encanto de la mirada de aquél joven que sólo pensaba en música. ¡Qué equivocados estaban ambos sobre sus mutuos pensamientos!
Ella, sólo vivía para él y, sin embargo, cuando estaba a su lado, se convertía en la obediente hija del Gran Violín I y no mostraba signos del menor interés hacia él.
Él adoraba a Flautiviris. Aquella hermosa princesa iluminaba la sala de ensayo sólo con su sonrisa. Pero... ¡Es la hija del Gran Violín I!!
Yolanda Alba Rodríguez.
martes, 9 de diciembre de 2008
EL MAGICO MUNDO DE FLAUTIVIRIS
Flautiviris inició su camino de regreso a palacio, rodeada de música, árboles, animalillos...Nada más cruzar el paso levadizo del castillo oyó como su padre, el gran Violín I, gritaba su nombre desde la torre: -¡Flautiviris! Flautiviris! ¡Llegas tarde a tu ensayo!. Y de pronto, las piernas lentas de tortuga que saborea cada paso, se convirtieron en las ágiles patas de una gacela. Cruzó el patio de la fortaleza como un relámpago, empujando y tropezando con todo aquello que se interponía en su camino. Era jueves y todos estaban en el gran mercado semanal. Puestos hechos con varas de madera que sujetaban una tela colorida a modo de techo. Había frutas, huevos, carnes, lecheras que se mezclaban con los curtidos, el mimbre, las telas y demás bagatelas.
Cuando Flautiviris llegó al palacio, su vestido rojo se había convertido en un lienzo multicolor de manchas de barro, salpicaduras de aquella tinaja con la que tropezó y jirones de lana en las mangas de su chaqueta, que caprichosa, fue a engancharse en una de aquellas nasas gigantes de la cestera.
El Gran Violín I vio entrar a su hija y quiso montar en cólera por la impuntualidad y por el lamentable estado en que llegaba.No obstante, un rey siempre ha de ser comedido en sus reacciones, justo en sus decisiones y firme en su mandato. El enfado era evidente. Así que ordenó a Flautiviris cambiarse de ropa y asearse para comenzar su ensayo con Cristóforus Pianis.
Yolanda Alba Rodríguez.
Flautiviris inició su camino de regreso a palacio, rodeada de música, árboles, animalillos...Nada más cruzar el paso levadizo del castillo oyó como su padre, el gran Violín I, gritaba su nombre desde la torre: -¡Flautiviris! Flautiviris! ¡Llegas tarde a tu ensayo!. Y de pronto, las piernas lentas de tortuga que saborea cada paso, se convirtieron en las ágiles patas de una gacela. Cruzó el patio de la fortaleza como un relámpago, empujando y tropezando con todo aquello que se interponía en su camino. Era jueves y todos estaban en el gran mercado semanal. Puestos hechos con varas de madera que sujetaban una tela colorida a modo de techo. Había frutas, huevos, carnes, lecheras que se mezclaban con los curtidos, el mimbre, las telas y demás bagatelas.
Cuando Flautiviris llegó al palacio, su vestido rojo se había convertido en un lienzo multicolor de manchas de barro, salpicaduras de aquella tinaja con la que tropezó y jirones de lana en las mangas de su chaqueta, que caprichosa, fue a engancharse en una de aquellas nasas gigantes de la cestera.
El Gran Violín I vio entrar a su hija y quiso montar en cólera por la impuntualidad y por el lamentable estado en que llegaba.No obstante, un rey siempre ha de ser comedido en sus reacciones, justo en sus decisiones y firme en su mandato. El enfado era evidente. Así que ordenó a Flautiviris cambiarse de ropa y asearse para comenzar su ensayo con Cristóforus Pianis.
Yolanda Alba Rodríguez.
lunes, 8 de diciembre de 2008
EL MAGICO MUNDO DE FLAUTIVIRIS
Érase una vez que se era, un reino muy cercano, rodeado de montañas que separaban nuestro maravilloso paraje del mar. Un río de agua fresca, gélida y transparente cobraba vida en la cumbre más alta y se deslizaba cual ágil águila, surcando las rocas para atravesar el valle y liberarse en el mar. La vegetación poblaba el valle de árboles, flores, arbustos... El viento silba a su paso entre las ramas y convierte en música el silencio. Al fondo murmura el agua. Flautiviris respira hondo y despierta de su ensoñación ante tal maravilla de la naturaleza. Susurra muy bajito la música del viento y el susurro se convierte en silbido, silbido que comienzan a acompañar todos los pajarillos del lugar; los gorriones, los ruiseñores, las oropéndolas, las golondrinas y los carpinteros, que acompañan la melodía marcando un firme compás. El nombre de nuestro reino es Flutopía y nuestra protagonista, Flautiviris, es la futura reina. La futura reina de todas las maravillosas criaturas de Flutopía. La futura reina del mundo mágico, humano y también del oscuro, mal que les pese a sus oscuras criaturas.
Yolanda Alba Rodríguez.
Érase una vez que se era, un reino muy cercano, rodeado de montañas que separaban nuestro maravilloso paraje del mar. Un río de agua fresca, gélida y transparente cobraba vida en la cumbre más alta y se deslizaba cual ágil águila, surcando las rocas para atravesar el valle y liberarse en el mar. La vegetación poblaba el valle de árboles, flores, arbustos... El viento silba a su paso entre las ramas y convierte en música el silencio. Al fondo murmura el agua. Flautiviris respira hondo y despierta de su ensoñación ante tal maravilla de la naturaleza. Susurra muy bajito la música del viento y el susurro se convierte en silbido, silbido que comienzan a acompañar todos los pajarillos del lugar; los gorriones, los ruiseñores, las oropéndolas, las golondrinas y los carpinteros, que acompañan la melodía marcando un firme compás. El nombre de nuestro reino es Flutopía y nuestra protagonista, Flautiviris, es la futura reina. La futura reina de todas las maravillosas criaturas de Flutopía. La futura reina del mundo mágico, humano y también del oscuro, mal que les pese a sus oscuras criaturas.
Yolanda Alba Rodríguez.
domingo, 7 de diciembre de 2008
"El mágico mundo de Flautiviris"...Mañana, primer capítulo. Bienvenidos a la primera entrega. Espero que os guste a tod@s la información que os iré facilitando, educativa, musical, cultural, general... Lo que cada día me inspiréis tod@s l@s que me rodeáis. Esto va dirigido a tod@s vosotr@s, príncipes y princesas y demás criaturas de mi cuento musical.
miércoles, 3 de diciembre de 2008
martes, 2 de diciembre de 2008
lunes, 1 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)